Dolor
Siempre he creido que era una persona valiente y capaz de salir adelante, de hecho, en mi vida he tenido grandes problemas que normalmente he podido solucionar, con mucho esfuerzo, es cierto, pero después de todo podía sentirme orgullosa y mirar atrás con una sonrisa, aunque ahora parece que toda esa pena ha dejado huella en mí y la fortaleza que creía era sólo fachada.
Hoy, cuando creo que mi matrimonio ha finalizado, siento que, a pesar de creer que es ésto lo que debo hacer, no puedo moverme, me siento paralizada, me siento fracasada, frustrada, no sé si he hecho todo cuánto podía para salvar esta última oportunidad que me dí para encontrar a mi media naranja. Hasta ahora, yo creía en el amor, y por esa razón puse toda la ilusión que me quedaba en este matrimonio, ya me doy por vencida... se acabó. No más sufrimiento, no más lágrimas, no más decepciones ni frustraciones... definitivamente se acabó y si me quedaba alguna duda, me lo han dejado absolutamente claro... no puedo cambiar de postura, yo no tengo esa opción.
Ser consciente de que mi marido no confia en mi y que probablemente no lo haga nunca, me ha hecho plantearme la posibilidad de retomar la relación. Evidentemente ninguna relación funciona si no exisite un ingrediente imprescindible como es la confianza, sin ésto sólo puedes encontrar un infierno de celos, desconfianza y amargura y ni mi corazón, ni mi alma, ni mi cabeza, ni siquiera mi cuerpo tienen capacidad para soportar más infiernos.
Curiosamente y por contradictorio que parezca, él sigue insistiendo en su amor por mí, pero debe estar equivocado y sentir cariño, costumbre... porque sin confianza no puede sentirse amor, amor del de verdad.
Hoy es el primer día del resto de mi vida, aunque aún me resta pasar una prueba difícil, muy difícil...
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