Esperanza, divino tesoro
Sabes que esto es para tí.
El corazón encogido, las lágrimas pugnando por salir y yo sujetándolas porque, ya sabes... se me corre el rimmel.
Amor, el Amor que toda la vida soñé se va alejando, siento que será una espera larga, quizá eterna, como aquella de Penélope sentada en la estación, pero yo no caeré en la locura, no!!
Estoy llena de amor, es cierto y me sentiría feliz de compartirlo con una persona que sintiera lo mismo por mí y me correspondiera de igual modo, pero si por circunstancias evidentes, tú las conoces, este Amor se escapa, me quedaré enamorada de la vida, enamorada del mismísimo Amor... y qué haré con la pasión??
Durante muchos meses, la pasión se esfumó prendida en los suspiros, dejé de sentirme hermosa, olvidé las miradas seductoras y las sonrisas pícaras, olvidé todo lo que soy, lo que fuí, lo que llevo en la piel... y aunque el tiempo está siendo benévolo conmigo y el espejo me devuelve la imagen de una mujer valiente y atractiva, quizá acabemos teniendo la misma compañera, discreta y silenciosa que se llama Soledad.
Renunciaré a las repuestas y me quedaré sólo con el recuerdo de una tarde de abril que amenazaba lluvia, con la imagen de un caballero que miraba al cielo sopesando las probabilidades, mientras esperaba a la mujer que sería su esposa...
Como dice la canción "la respuesta está flotando en el viento", y Penélope paró el reloj para quedarse sentada en la estación... esta rosa y sus espinas quedarán en su jardín privado, con el rocío en sus petálos, recibiendo la lluvia y los rayos del sol, aceptando el viento fuerte y disfrutando de la brisa de una tarde de primavera... y si un día el viento me trae tu aroma y a lo lejos distingo tu caminar, mis raices se convertirán en alas que me llevarán volando hasta tí para cubrirte de todos esos besos que quedaron guardados, aunque no olvidados, presos de una sucesión interminable de desencuentros.
Te espero. Te esperaré y tú lo sabes.
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Marie Cecile -