Dame la mano

La última lágrima del 2009.

Testaruda y obcecada ha decido romper todas las  barreras que he puesto y aquí está, rodando por mis mejillas.

Por lo que pudo haber sido y no fue. Por los besos perdidos, por las palabras no dichas, por los abrazos guardados y el amor olvidado y maltrecho.

Por todas esas cosas, ésta última lágrima del año, es quizá aún más amarga porque Soledad, mi amiga, es mi única compañera en este momento. Quieta y callada me observa, no importa lo que haga, no importa donde esté, ella, silenciosa, espera que me acostumbre a su presencia.

Hoy, por primera vez en mi vida, he antepuesto la razón al corazón y creo que ha sido por cautela, por miedo... quizá, finalmente, todo lo que ha pasado en mi vida me haya dejado una huella imborrable y me haya convertido en otra persona, en alguien mucho menos natural y más acorde con los tiempos que corren... si es así, sinceramente, he de decir que es una pena, porque igual que yo, otras muchas personas irán cayendo en la decepción, en el desengaño y poco a poco iremos apagando la luz que nace de la ilusión...

No quiero acabar el último post del año con esta estela de pesimismo y tristeza que se le intuye... No señor!! Así que, una vez más, como tantas en mi vida, me limpiaré las lágrimas, levantaré la mirada y por mucho esfuerzo que me cueste y aunque al principio tan sólo se trate de una mueca grotesca, sonreiré, sonreiré y miraré al futuro con esperanza...

Soledad, dame la mano que vamos a terminar un año.