Equilibrio

Pasión y ternura, una balanza en perfecto equilibrio.

La pasión guardada y alimentada durante meses y la ternura que es algo que forma parte de ti aunque en tus ojos hayas pintado el frío color del acero y quien no te conoce, sólo vea en ti, al serio y eficiente profesional.

Mi amigo, mi amigo del alma, el único que puede, mientras me abraza, darme un tirón de orejas y cubrirme de besos al mismo tiempo, sin tener en cuenta las distancias, porque me conoces tan bien, has llegado tan hondo dentro de mi, que sólo tú sabes cuáles son las razones más ocultas para mis lágrimas, para mis suspiros, para mis risas... 

Nuestras vidas son como dos líneas que, jugando en el tiempo, buscan encontrarse para compartir, aunque sólo sea en un punto, todo lo que hay en ellas y en ese punto, dibujar una estrella brillante... esas estrellas no son muchas, es cierto, pero lo que puedo asegurar es que recuerdo al detalle, todas y cada una de ellas... algunas breves, muy breves, tan sólo un beso robado en el aeropuerto, otras, aunque siempre me parecen cortas, intensas y profundas, donde por unas horas creamos un mundo exclusivo para los dos que después, queda flotando en el tiempo y la distancia como una pompa de jabón...

No sé si porque formas parte de mi vida desde hace años, por la distancia, por el deseo o porque, como tú dices, no compartimos el día a día, ocupas un exclusivo lugar en mi vida, reservado para alguien en quien confío sin reservas y con quien me gustaría, cuando ya el cuerpo no de para acrobacias, disfrutar de conversaciones filosóficas o banales, de paseos bajo la lluvia, sobre la arena, sin importar si es de día o de noche; encontrar tu mano al alcance de la mía en la risa y en el llanto, saborear un café mirándonos a los ojos, sin una palabra, pero rodeados de esa complicidad de la que me siento orgullosa hasta el pecado... si, mi querido amigo, tú eres el hombre que quiero para mi y lo sabes...

Esta historia cuenta con años de sentimientos, aún se está escribiendo y el punto final llegará cuando se acaben los suspiros, mientras tanto, me mantendré en esa cuerda de funambulista sin perder el equilibrio entre el querer y el deber...