A escondidas
Todas las mañanas le veo.
El paso acelerado, el pitillo entre los dedos, nervioso... peina canas y hace tiempo que dejó atrás los 40, incluso diría que hasta los 50, sin embargo, a pesar de que jamás he cruzado una palabra con él, se le nota el nerviosismo...
Se acerca, se para y de repente se le ilumina la cara con una sonrisa que es capaz de alumbrar el día más gris... ella, rubia, dejó de ser una chiquilla hace años, acelera el paso, incluso corre para lanzarse a sus brazos y besarle con... no sé como llamarlo, a mi me parece una mezcla de amor, cariño, ternura y pasión, algo francamente bonito.
He imaginado mil historias entre ellos, he inventado un millón de vidas, de circunstancias, de situaciones y creo que todas están llenas de sentimientos... no sé si son amantes, novios o quizá un matrimonio particular, lo que si sé, porque se siente al pasar a su lado, es que existe una corriente de sentimientos que no te deja indiferente.
Viven su amor, a su manera, sin etiquetas ni formalidades, sencillamente se aman, con toda probabilidad han pasado por encima de convencionalismos, formalidades y prejuicios porque cuando el AMOR aparece, sin tener encuenta la edad, arrasa con todo.
Ese sentimiento, señoras y caballeros, no entiende de impedimentos, llega, te envuelve y tu mundo empieza y termina en los ojos, en los labios, en los brazos del otro... ese sentimiento, no es otro que el AMOR y si pasas por su lado y tu corazón aún es capaz de latir, lo sentirás como el aroma de las flores en primavera o el viento del norte al llegar el invierno...
Siéntelo, si lo tienes, no te pierdas en pequeñeces que pueden empañarlo y si aún no lo has encontrado, abre tu corazón y no te escondas.
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