Gracias, Lima.
Todavía me falta uno, quizá el que será más difícil de escribir, posiblemente el que más lágrimas me lleve, con toda seguridad el que más me duele todavía, pero antes, un paréntesis para tomar aire y para dar las gracias...
Gracias, Lima, por las dos limeñas que has traido a mi vida, una parece una hechicera porque sabe de plantas, de sus cualidades, porque a pesar de las dificultades de su día a día tiene la capacidad de darme un empujoncito y porque ha puesto una ilusión en mi horizonte... pasar nuestro próximo cumpleaños, los 45, en Lima, para celebrar un número tan redondo a lo grande...
La otra es toda dulzura, con unos preciosos ojos, llenos de vida y de ternura, con su sonrisa de niña buena pero con la sabiduria de las abuelas de las tribus Incas y su saber hacer para guiar mis pasos por un camino desconocido y poder así encontrarme de nuevo con Rosa... la Rosa perdida.
Gracias a las dos, no hace falta que os nombre, cualquiera de vosotras se dará por aludida al leer ésto.
Gracias, Lima.
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MCV -