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Diario de una secre

Dulcinea

Dulcinea

“Dulcinea, Dulcinea,

 

Donde estás que no te encuentro? Por qué te escondes de mi, si eres lo que más necesito?

 

Imaginarte es mi mundo, soñar una vida a tu lado, llena de risas, de compresión, de ilusiones… y por qué no? De lágrimas y tristezas, aunque eso sí, compartidas.  Compartidas, que la vida entre dos es más fácil de llevar… eso dicen… desgraciadamente yo no lo sé… te espero a ti para poder comprobarlo y saber qué se siente cuando tienes cerca a tu otra parte.

 

No creas que soy un iluso, un soñador… es posible… pero TU eres mi sueño y luchar por ti, por llegar hasta ti, me hace capaz de enfrentarme a los mayores ejércitos, a los más temidos fantasmas y a cualquier dificultad que se presente en este camino, que llegará a su fin, sólo cuando tus brazos sean mi hogar, tu mirada mi sol y tus sonrisas mi idioma.

 

Mi querida niña, has crecido en mi alma, hasta tal punto que te veo en todas las mujeres y al mismo tiempo… terrible contradicción… no te encuentro en ninguna.

 

Eres única, yo lo sé y el día que pueda tenerte cerca, sumergirme en tu aroma, sabré por fin, que lo conseguí... habré llegado a la meta y ningún trofeo será mejor, ni más valioso, que saberte a mi lado.

 

Sigue alumbrando mi travesía, Dulcinea, no me dejes que me sentiré perdido y un día…tal vez mañana… quizá la próxima semana… andaré el último trecho hasta ese lugar soñado que no es otro que tu nombre: DULCINEA.”

 

 

Encontré esta carta rebuscando en la biblioteca, entre las hojas amarillentas de un volumen que bien podría tener 600 años.   Al tomarla en mis manos, el pergamino amarillo, frágil como alas de mariposa, la tinta ya gastada, los trazos de las letras que parecían bailar, se difuminaron entre las lágrimas que inundaron mis ojos…..

 

Tanto amor, tanta entrega, ilusión y esperanza no pudieron salir de un alma ignorante de la posibilidad de volar, la felicidad de soñar y luchar por un mundo que ya no existe… que… posiblemente jamás existió…

 

Quien sino Don Alonso Quijano, nuestro Hidalgo Caballero de la Mancha… Quijote que ha exportado sus locuras alrededor del mundo podría sentir este amor inenarrable?

 

Espero que queden aún muchos Quijotes en este mundo porque ese tipo de amor es el de verdad… el que vale, el único y verdadero.

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