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Diario de una secre

Camino de Santiago

Camino de Santiago

Todos hemos oído más de una vez que el Camino te cambia la vida, que después de hacer el Camino nada vuelve a ser igual y todos, antes de empezarlo, en mayor o menor medida lo hemos dudado y nos preguntamos: Te cambia? En qué? Cómo? Por qué?... y no puedes encontrar ninguna respuesta lógica y coherente, pero cuando tienes los pies llenos de ampollas, cuando el cansancio e incluso las lesiones se convierten en parte de tus días y sin embargo te sientes más feliz de lo que nunca te habías sentido, comienzas a darte cuenta de que realmente el Camino te está cambiando… y entonces y sólo entonces crees y eres plenamente consciente de que hay algo en ese Camino, algo que quizá han ido dejando todos los peregrinos a lo largo de los años, de los siglos y que tú, Peregrino, vas recogiendo y al mismo tiempo aumentando…

 

Pero cuando eres plenamente consciente de todo lo que ha cambiado en ti, es cuando regresas a la vida cotidiana.   Cuando intentas hacer de tu vida un Camino.  Cada día una etapa, cada alegría un valle y cada pena o preocupación una subida con su correspondiente bajada… Todos aquellos que habéis hecho el Camino me entenderéis.   Lamentablemente, en éste, en el de la vida diaria, nos falta las más de las veces, la mano desconocida y a la vez fraternal que te empuja o te sujeta según lo requiera el terreno; la voz que te consuela en el dolor y la solicitud de otro peregrino que pasa por tu lado y que sólo con mirarte sabe que necesitas de su ayuda, no importa que nunca lo hayas visto, incluso es posible que no lo encuentres más, pero en ese momento es tu hermano…

 

Qué diferencia, verdad? Si todos los que volvemos del Camino pudiéramos mantener ese espíritu y contagiarlo al menos a una o dos personas de las que tenemos alrededor, el mundo sería tan diferente…

 

Hay una preciosa frase que he aprendido en el Camino “Acepta lo que te ofrezcan y no te molestes por lo que no puedan darte”, Qué hermosura, no? Tolerancia, Humildad, Amistad, Generosidad, Respeto, Solidaridad, valores  de los que oímos hablar a diario y que una vez que has vivido la experiencia del Camino te das cuenta de que son, desgraciadamente, sólo palabras…

 

El Camino es duro, muy duro, a veces lo es tanto que si no tienes una motivación, no importa cual sea, de hecho cada persona tiene la suya única y personal;  si no hay algo que te empuja desde lo más profundo de ti, más pronto que tarde tirarás la toalla y regresarás, pero si realmente el Camino guarda algo para ti, personal e intransferible, no lo dudes, volverás y entonces comprenderás todo esto.

 

Si estás pensando en hacer el Camino, ánimo, no lo dudes y Buen Camino. Si lo has hecho, seguro que cada día será una etapa de tu Camino personal, y si aún no has sentido la necesidad de caminar bajo la vía Láctea, será que no ha llegado tu momento.  En cualquier caso, para todos…

 

Ultreia!!!!!

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