Mentiras
He estado enamorada de una persona que no existe.
Me casé con una ilusión.
Esperé hasta la desesperación que la rana se convirtiera en príncipe.
Finalmente y como siempre sucede el tiempo nos pone a todos en su lugar y las mentiras que tienen las "patitas" muy cortas, siempre, siempre se descubren. Yo no soy perfecta, por supuesto que tengo mis defectos, pero entre ellos no están ni la pereza ni la soberbia que adornan a algunas personas que, además haciendo gala de un orgullo mal entendido, pierden la dignidad y con ello, el cariño de todas las personas que tienen alrededor.
El amor se nutre de la admiración, del respeto y cuando te enfrentas a la realidad a punta de desengaños y decepciones, el amor poquito a poco se va diluyendo hasta convertirse en, sencillamente, lástima... la misma que se siente por un niño desvalido y abandonado, pero sucede que entre un niño y un hombre hay, además de la edad, muchísimas otras diferencias.
El mundo, la vida, las personas son lo que son y por mucho que uno se empeñe no se puede crear un mundo paralelo, no se puede y además no se debe porque no es sano, acabas creyéndote que eres alguien de quien ni siquiera podrías ser la sombra, de modo que al final cuando el mundo real, ese del que huyes desesperadamente, se te muestra con toda su real crudeza no te queda más remedio que aceptar que eres lo que eres por mucho que eso duela.
La época de los caballeros, las justas, los duelos, las intrigas palaciegas, las guerras heróicas y las damas desvalidas se acabó hace muchos siglos y es interesante ver en las películas el modo de vida de aquellos tiempos pero es imprecindible aceptar la realidad para poder vivir y ser y sentirse una persona.
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