Otoño
Llueve, llueve suavemente y comienza a hacer frío... el otoño está llegando con su olor a tierra mojada, cielos grises y ocasos rojos..., los árboles se van quitando sus trajes de verano para dar paso a la desnudez de sus ramas mientras el suelo se va alfombrando de hojas.
Ya no es tiempo de andar por la calle sin horarios, las rutinas van tomando su espacio habitual y el ritmo disminuye.
Sin embargo, mucha gente anda perdida, sin un lugar al que regresar, sin nadie que les espere y entre todos ellos, uno especialmente me duele en el alma... sí!! ya sé que no debería, sé muy bien que es su elección, que está donde sus obras le han llevado, pero no puedo evitar una punzada de dolor al imaginarle abandonado a su suerte...
Mi tren ya lo perdiste, es cierto, por mucho que esperes ya nunca volverá a pasar, no me queda nada que me impulse a regresar... se acabó la confianza, el respeto, la pasión... todo, sólo queda el sentimiento que mantengo controlado y que nunca más tendrá poder sobre mi... no, no me quedan fuerzas y no estoy dispuesta a sufrir más por ti, pero cómo hago para que tus noticias no me quiten el sueño?? Qué debo hacer para no dedicarte más tiempo de angustia??
Lo siento, peregrino, algún día encontrarás tu camino pero a mi, aunque muchas veces te lo avisé, me perdiste para siempre.
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Marie Cecile Vega -