Donde estás?
En algún lugar debe estar, yo lo sé. Lo he buscado sin éxito hasta ahora, pero tal vez ese ha sido el error... buscar
Quizá se trate, sencillamente, de esperar... igual que hacía mi abuela, sacaré la silla a la puerta de la casa y delante del macizo de margaritas me sentaré plácidamente a sentir la brisa de la noche, el olor de azahar, y el murmullo del viento que, quien sabe, lo mismo cualquier día, me susurra el nombre del hombre que desde hace años me espera en algún recóndito lugar...
Donde estás? De qué color son tus ojos? A qué saben tus besos? Seguro que también tú te haces estas mismas preguntas.
Creo que lo mejor será que te cuente cosas de mi alma, así me irás conociendo aunque sea en la distancia, de esta manera, para cuando nos encontremos sabrás que soy yo sólo por el brillo de mis ojos o por lo que puedan contarte las arrugas de mi voz.
Querido mio, quiero creer en el AMOR, sí, ese de las letras mayúsculas, porque sin ese tipo de amor el mundo se habría terminado hace millones de años, sin la atracción que hace que dos personas se conviertan en una sola, que se muevan al mismo ritmo y alcancen las estrellas en un único suspiro, la tierra estaría yerma de luz y color... quiero pensar que existen los abrazos impregnados de ternura y pasión a partes iguales, por nada de este mundo quiero caer en el abismo de la desconfianza absoluta y perder una oportunidad, por pequeña que sea, de soñar, de vivir o de eso que tanto anhelo,... de amar y ser amada en la misma medida y con la misma calidad.
Amor, amor, donde quiera que estés, toma estos besos que no quiero que se marchiten en mis labios, llena mis brazos vacios de abrazar la nada y no olvides inundar mi corazón de ese aleteo de mariposas traviesas que son capaces de poner alas en los pies y estrellas en las miradas...
Amor, estoy aquí y te estoy esperando, cualquier día al doblar una esquina, tus ojos quedarán prendidos en los mios y en ese mismo momento, como en las películas, el mundo comenzará a moverse a cámara lenta hasta que tu y yo, sin saber cómo ni por qué sintamos que, por fin, hemos llegado a casa... a nuestra casa.
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Marie Cecile -