Mi querido fantasma
Mi querido fantasma:
Sé que paseas por mi casa, que me miras dormir y acaricias mi pelo cuando las lágrimas caen a mi almohada y los sollozos, escondidos entre las sábanas me rompen en dos, lo sé porque te siento, porque a veces, en una milésima de segundo te muestras en el espejo y me sonríes para recordarme, una vez más, que a pesar de las apariencias no estoy sola.
Sé que, a tu manera, desde tu mundo, me quieres y por eso continúas a mi lado. Yo te hablo y te cuento mis penas, te hago preguntas que, de algún modo, sé que algún día tendrán respuesta y vivo y voy pasando día tras día como se pasan las hojas de un libro, del libro de mi vida.
El otro día pude escuchar que me decías que el MIEDO, la VERGUENZA y la CULPA, son los peores enemigos para alcanzar la FELICIDAD... es verdad, lo sé y yo busco en mí qué cantidad de esos indeseables ingredientes ocupan mi alma y la verdad es que lo único que encuentro, la razón que me impide alcanzar ese estado de tranquilidad y paz, es un sentimiento atascado en el corazón y dirigido a alguien que no existe.
También me dijiste que aunque caminamos por los renglones de nuestra vida, si tienes la valentía necesaria, si lo deseas con todo el corazón, puedes pasar de un punto y seguido a un punto y aparte, saltarte un párrafo o incluso escribir uno nuevo... Tengo que deshacerme de esta pesada mochila que sigo cargando a la espalda, tengo que cortar esas amarras que continúan lastrándome, lo sé y a veces, con esfuerzo, me empeño en revisar mi vida con objetividad, en mirar estas circunstancias como si no fueran conmigo y es cierto que si pudiera olvidarme de los sentimientos, si por un momento me permitieras salir de mí y darme una ducha que se llevara por el desague todo el amor, todo el dolor, toda la angustia e incompresión que tienen a mi corazón atrapado en una celda con siete llaves, si por un sólo instante mi alma pudiera renovarse, finalmente sería libre y dejaría de sentirme como una estatua, petrificada y sin posibilidad de amar.
Sóplame y devuélveme la vida. Quítame este frio que me ha congelado por dentro y déjame volver a sentir el calor de mis mejillas al sonrojarme por una palabra, ante una mirada, ayúdame a romper la roca fría y así poder recuperar a la mujer que llevo dentro.
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