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Diario de una secre

Las mil y una noches

Las mil y una noches

Sherezade, narraba historias para evitar que el sultán le cortara la cabeza, para entretenerle y hacerse necesaria, cada día le contaba un cuento que nunca llegaba a terminar para continuarlo la noche siguiente y así pasaron mil y una noches... hasta que finalmente el sultán, subyugado por la imaginación y la belleza de su prisionera, sólo pudo tomarla por esposa y rendirse a sus encantos...

Yo voy a tomar su ejemplo e intentaré, que no puedas evitar buscar cada día una nueva historia hasta que llegue el momento en el que no desees nada más, que escuchar mi voz susurrándote, cómo, en el país donde el amor es el rey, hay un lugar reservado para nosotros.

Hoy soñé contigo, llamabas a la puerta y al abrir, tus brazos me rodearon sin darme apenas tiempo para verte, pero tu aroma es inconfundible por eso me rendí a tus besos y ellos, en su particular idioma me explicaron por qué habías tardado tanto en llegar... La razón es bien sencilla, estabas esperando que me convirtiera en la mujer que soy ahora.

Todo tiene su tiempo, las flores y las frutas deben madurar, soportar heladas, vientos y lluvias torrenciales, sólo los verdaderamente fuertes y valiosos superan esas pruebas y pueden recibir el sol de la primavera, el rocío de las madrugadas y los rayos de luna que impregnan todo de magia y misterio... por eso aún no has llegado... por eso y porque hoy he empezado a embrujarte con mis palabras...

No importa si son mil y una o un millón...  búscame cada día porque aquí estaré para contarte tu historia sin final

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