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Diario de una secre

El día de los enamorados

El día de los enamorados

San Valentín.

Los restaurantes estarán llenos de parejas mirándose intensamente a los ojos, que se intercambiarán regalos y se jurarán amor eterno, convencidos, sin duda, de que podrán cumplir sus promesas.

Por desgracia, quizá, para el año que viene sólo algunas repetirán el ritual porque habrán olvidado, entre las prisas y los problemas cotidianos, dedicar el tiempo necesario a regar esa plantita tan delicada que es el amor, y la tierra donde estaba previsto que crecieran las más preciosas y fragantes flores, se llenará de malas hierbas...

Un día llegarán los celos, ese sentimiento frío y cortante que rompe en pedacitos hirientes el corazón de quien los siente y con ellos, la desconfianza, poco a poco irán ganando terreno al amor, quien desde su rincón y haciendo esfuerzos, intentará hacerse oír por encima de todo el ruido absurdo de los reproches y los desencuentros... A veces, en medio de esa tormenta, el amante, encontrará en un gesto, en un brillo, o en un recuerdo fugaz, la cordura necesaria para acallar los gritos del contrincante con un beso y acabar la batalla con un millón de disculpas y perdones...

Lamentablemente, sucede, que después de estos episodios, el recipiente del amor queda agrietado y a pesar del pegamento ultra rápido guardado en las caricias, besos y arrepentimientos, nunca vuelve a ser el que era y las roturas, con cada nuevo capítulo de gritos, se van multiplicando, necesitando para cerrarlas, dosis más altas de ternura, paciencia y comprensión que se van agotando... de modo que, por cansancio, aburrimiento o rutina, se van dejando arañazos por los que, el amor, tan delicado y necesitado de cuidados, se va escapando lenta pero irremediablemente, hasta que una mañana despiertas y no puedes reconocer a tu amor en la persona que tienes al lado.

El amor, no es "flor de un día", el amor no es una caja de bombones, ni un ramo de flores, ni una cena romántica, el AMOR, debe ser, como decían en Love Story, un sentimiento que signifique no tener que decir lo siento, y que la razón para no tener que pronunciar esa frase sea, que cada movimiento, cada palabra y cada pensamiento de tu vida está dedicado a preservar a tu amor de cualquier daño, por ínfimo que sea.

Estoy segura de que ese AMOR, vive en un florero que nada ni nadie podría, jamás, agrietar y ese, y sólo ESE, es el que yo espero.

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