Noches de vino y velas
Vino, velas y música suave.
De vez en cuando, una pareja necesita una noche de intimidad, de romanticismo, de confianza y complicidad plenas... En el día a día, con prisas y rodeados de hijos no tenemos tiempo de dedicarnos todos los besos y caricias que se van guardando, no existe la tranquilidad necesaria para una conversación, para repasar la vida juntos...
Esas noches, y lo digo por propia experiencia, son la fórmula más bonita y gratificante de sentir que tu pareja está a tu lado, que la felicidad que sientes es compartida, que la meta sigue siendo la misma para los dos y que, sin duda, ambos queremos seguir en el mismo barco.
No es necesario, ni traje largo ni corbata, no hace falta reservar mesa en ningún restaurante de moda, ni salir a la ópera, para crear esa atmósfera que te acerca y hace sencillo desnudar el alma para conocerse sin secretos... el amor, la convivencia, es una plantita delicada que hay que saber mimar, que no hay que dejar en el olvido porque si, en un descuido, la dejas de lado, puede marchitarse y perder la fuerza y belleza, esas noches son rocío fresco sobre sus flores y a la mañana siguiente amanecen mucho más hermosas.
Si tienes un amor, si tienes la enorme suerte de tener la pareja que siempre has deseado, no dejes que la rutina, la monotonía, o los problemas de cada día debiliten los lazos que os unen... un vino, unas velas y sumérgete en su mirada, deja que las palabras del silencio y el idioma de las manos y los labios cuenten todo lo que no has podido decir... ellos nunca se equivocan.
Y... por supuesto, escucha siempre a tu corazón.
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