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Diario de una secre

Sólo contigo

Sólo contigo

Hace meses, cuando me descubrí a mi misma y empecé a comprender mil cosas que durante años mantuve escondidas bajo millones de escombros, decidí que si alguien debía quererme tendría que hacerlo conociendo de mí todos los enormes defectos y pequeñas, pero maravillosas, virtudes que me adornan...

Decidí que por mucho que costara, por grande que pudiera ser la decepción, no maquillaría manías, arrebatos, risas o llantos... en ello estoy y puedo asegurar que me siento enormemente orgullosa y tranquila... tranquila, sobre todo, porque nadie puede mantener por tiempo indefinido los brazos en alto, simulando ser un jarrón de la Dinastía Ming cuando es, sencillamente, un artesanal botijo andaluz...

Queriéndome y aceptándome, arrinconando los miedos, que, aún a veces, me acechan y ahogan, asumí los riesgos de retirar las balizas que habían cercado a mi corazón y me dejé querer, me dejé querer, hasta que sin darme cuenta, arrastrada por una corriente dulce y suave, ese sentimiento que siempre ha dirigido mi vida, ese sentimiento que tanto dolor me ha causado, tomó de nuevo las riendas y me colocó en la vida que hoy vivo...

Hoy vivo a tu lado una vida soñada, imaginada mil veces, una vida que espero y deseo sea una realidad y no sólo, como otras veces, un espejismo creado por mi deseo de amar y ser amada...

Déjate llevar por tu corazón, me dijiste, y yo, dejando a un lado a aquella institutriz severa y desconfiada, acepté que tus palabras eran sinceras y no me fallarás.

No cambies, no dejes de ser tú, sólo contigo quiero seguir caminando. Sólo contigo.

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