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Diario de una secre

No diré adiós

No diré adiós

Adiós.

No me gusta esa palabra porque está llena de olvido, porque destruye cualquier esperanza y es tajante y definitiva.  No. No me gusta decir adiós. Por eso está escrito en la arena de la playa, para que las olas de cada día se lo lleven mar adentro y lo borren, lo borren de mi vocabulario para siempre.

Aunque sepa que pasará mucho tiempo, aunque pueda suceder que nuestras vidas se conviertan en líneas paralelas, aunque escondidas en el "hasta luego" estén la certeza y la magnitud de la distancia... a pesar de todo ello, de mis labios no saldrá.

No voy a renunciar a vivir mi amor, este amor que nunca llegó a conocer la felicidad, este amor que está escondido en mi corazón y que, en lugar de disminuir, aumenta y aumenta sin control y yo, lejos de sentirme angustiada o preocupada por ello, cada día que pasa, cada día que debo ampliar el espacio para albergar este amor, soy más feliz... y sé que se nota en la mirada, en la risa, incluso en el caminar que se ha convertido en un paso de baile...

He comenzado a remontar el vuelo, a hacer "jetés", a mover los pies como enfundados en zapatillas de ballet, de modo que es fácil, inmensamente fácil, saltar con la levedad de las bailarinas y... sabes cuál es la fuerza que me impulsa?? El amor.

Estoy segura que algunos de mis lectores, los que no me ven a diario, deben estar pensando que, definitivamente, perdí el juicio... no!!! La explicación es bien sencilla, estoy llena de amor y aún sabiendo que no puedo demostrarlo, que no puedo besar, que no tengo la posibilidad de compartir ni mi tiempo, ni mis deseos...  qué mas da!! tengo el sentimiento y eso es lo que importa.

No hay adiós. Sólo un "hasta mañana" porque "mañana", puede ser cualquier día.

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