1+1=11
No es un error. Uno y uno no son sólo dos. Son once. Incluso, a veces, más.
Pitágoras se equivocó, al menos en lo que se refiere a las personas. Cuando dos personas forman un equipo, cuando unen sus fuerzas en un mismo sentido, cuando la ilusión y, en algunos casos el amor, forman un frente común, no hay tempestad capaz de frenar su avance.
Uno más uno, multiplican las esperanzas, los buenos momentos y, sin duda alguna, dividen los problemas, las lágrimas y las tristezas.
Un buen matemático, seguro que estará pensando que me he vuelto loca, que he perdido el juicio, que soy la más terrible de cuántos alumnos se hayan cruzado en su camino, pero lo que quizá no sepa, es que la lógica matemática hay que apartarla de vez en cuando para mirar la vida con los ojos del corazón, esos que ven lo que los otros, por abiertos que estén, no son capaces ni siquiera de intuir.
Afortunadamente y a pesar de mi, a veces, aplastante y aburrida visión lógica de la vida, cuento con la maravillosa capacidad de recurrir a esos ojos que "El Principito", abrió una vez y que hasta el día de hoy me guían en los momentos más oscuros.
Es con esos con los que ahora te miro, te observo y te recuerdo... no importa cuántos kilómetros nos separen, no importa lo oscura que sea la noche...
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R. de mon coeur -