Nieve en Córdoba
Sherezade, mi amor... hace mucho que no me cuentas una historia.
Mi señor, mi amor, es cierto, últimamente pasamos mucho tiempo entre las sábanas, pero tus deseos son órdenes para mi...
"En Córdoba, la ciudad de los califas, nunca nieva... las temperaturas son siempre benévolas, en verano hace tanto calor que sólo las fuentes en los patios y la callejuelas estrechas permiten soportarlo...
Sin embargo, sucedió que, sin nadie esperarlo, cambió el tiempo, las temperaturas bajaron tanto que las calles quedaron desiertas, y las fuentes congeladas, comenzó a llover y pasaron semanas, semanas y meses sin ver el sol y un día la lluvia, se convirtió en nieve... la Mezquita parecía salida de un cuento y los habitantes de la ciudad no comprendían por qué sus patios, de siempre floridos, ahora estaban cubiertos por un manto blanco y las flores en sus macetas sólo eran unas ramas secas...
Pegada a las murallas de la ciudad, en una pequeña casita blanca, vivía Fátima, una mora con los ojos negros como el azabache, con el pelo largo y sedoso que sólo poseen las princesas, hermosa como nadie pudiera imaginar... esta mujer de ensueño había regalado su corazón a un cristiano que le correspondía con el alma, pero es evidente que en Córdoba no podían amarse...
Cristóbal, marchó de la ciudad buscando otras tierras donde llevar al amor de su vida y poder disfrutar, sin sobresaltos, de una vida feliz... pero como siempre, el destino está marcado para cada una de las personas y unos bandoleros acabaron con su vida por, apenas, un puñado de monedas...
Cuando la noticia cruzó valles, montañas y caminos y llegó a oidos de Fátima, nadie pudo mitigar su dolor... un dolor que acabó con el brillo de sus ojos que se convirtieron en lagos sin fondo donde llovía incesantemente, un frio negro se apoderó de su cuerpo y su temblor daba miedo, su hermosa cabellera se pintó de blanco en unas pocas semanas y toda, toda la belleza, el calor y la vida se le fueron poco a poco y entre suspiros buscando encontrar el alma de su amado...
Nadie se dió cuenta. Nadie lo pensó. Nadie pudo imaginar que el dolor de una mujer, el dolor que se sufre por amor, tuviera algo que ver con la falta de sol, con el frio, con la lluvia o con la nieve... pero lo cierto, mi señor, es que con la angustia de Fátima llegó la nieve a Córdoba.
El frio del amor perdido es tan enorme, tan inconmensurable, que hasta una ciudad cálida y llena de sol puede perderse bajo el gélido manto de la pérdida sin esperanza"
Sherezade... abrázame, no me dejes nunca, no quiero morir de frio.
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