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Diario de una secre

Un pequeño paso

Un pequeño paso

Un pequeño paso.

Hubo un tiempo, cuando escalaba, que al llegar a la cima, antes de montar el rappel, me acercaba al borde del precipicio para contemplar la pared que a base de fuerza y tesón había conseguido subir... en esos momentos me sentía importante y orgullosa de mi y no había un ápice de miedo en mi persona por muchos metros de abismo que se abrieran a mis pies.

Sin embargo, hoy, ante la posiblidad de conocer, de entablar una relación con un hombre, siento que la desconfianza que me ha cerrado el corazón ha tomado las riendas y me coloca ante una caída de la que sólo puedo percibir el vértigo y me impide disfrutar de las vistas.

Lo peor de todo no es la sensación que me paraliza sino que no puedo dejar de pensar que esa persona, puede, en cualquier momento, darme un empujón que me haga perder el pie sin poder evitar la caída...

Como en la escalada, es una cuestión fe... igual que, a través de una cuerda, dejas tu vida en las manos de tu compañero, para intentar un acercamiento a otra persona, lo primero que se debe hacer es olvidar las experiencias anteriores y dejar que día a día, esa persona que, por definición, debe ser diferente a cualquier otra, te muestre cuáles son sus virtudes y por supuesto sus defectos... a partir de ese conocimiento se puede valorar si dejas o no que te asegure en la subida.

Es evidente, que soy absolutamente consciente de las realidades, de la mía personal y de la vida en general... pero para conseguir dejar de mirar por encima del hombro, para acabar de una vez y para siempre con esta sensación de intranquilidad, me falta sólo un paso... un paso de fe.

Un pequeño paso para el mundo pero definitivo para mi.

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