Un diamante es para siempre
Eso decía la publicidad.
Hoy en mi dedo luce uno, distinto al que hace años me recordaba las mentiras de los hombres. Uno, diferente a cualquier otro, abrazado por los tallos espinosos de las rosas, iluminando con brillos de todos los colores la oscuridad del desengaño para devolverme la confianza en mis pasos...
Mantengo una lucha difícil y dolorosa, sé qué nombre tiene lo que, como un pequeño brote comienza a florecer en mi corazón, pero las voces de mis fantasmas me recuerdan el daño sufrido y siento tanto miedo a equivocarme, a sentir de nuevo la puñalada de la decepción que no soy capaz de decirlo en voz alta.
No te fallaré. Ponme a prueba. Confía en mi. Tus labios, tus ojos me lo dicen sin descanso y yo haciendo un esfuerzo supremo he puesto mi corazón en tus manos, está lleno de cicatrices, de hecho algunas continúan sangrando, está dolorido y late con miedo... lo sabes y no dudo que lo mantendrás en cuidados intensivos hasta que, día a día, vaya recuperando el color rojo de la pasión, del amor...
Frente a una chimenea, con una copa de vino en la mano, iluminados por la luz del fuego, en el escenario que siempre había soñado, has querido equilibrar la balanza de mi vida y has puesto todos los sentimientos que te han invadido y que hacen que tu corazón con alas tenga el suficiente peso para contrarrestar las decepciones, los desengaños, el desamor y el dolor sufridos por mi corazón. Hoy, ese músculo que me da vida, quiere convertirse de nuevo en el símbolo de un amor, sólo imaginarlo hace que se me acelere el pulso y quiera salir corriendo, lo que no tengo claro es si la razón se llama miedo o esperanza.
Un diamante es para siempre, espero que el sentimiento que va unido a sus destellos sea eterno.
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