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Diario de una secre

Ayuda

Ayuda

Inmóvil, esperando, incapaz de tomar una decisión por intranscendente que sea... así sigo...

Por un momento tuve la ilusión de ver brillar, por un resquicio, ese destello de esperanzadora realidad parecida a los sueños... y fui feliz y me sentí fuerte y capaz... lamentablemente apenas duró unas horas y Decepción, la implacable, volvió a ocultarla bajo su manto.

Espectadora de una vida que discurre en una jaula donde el único pasatiempo se limita a correr dentro de una rueda que no lleva a ningún lugar, que no te acerca a ninguna parte...

Todo lleva su tiempo, me repito una y otra vez, podrás recoger la cosecha cuando esté madura... y esa es la forma que he encontrado para tranquilizar a mi alma, para sosegar a mi espíritu y para contener el miedo a estar perdiendo la vida, la única que tengo... luego, mi lado respondón se pone en jarras y me suelta a gritos y sin anestesia que soy una cobarde, que el tiempo es irrecuperable, que deje de compadecerme y tome las riendas, que me seque las lágrimas y vuelva a ponerme de pie con la cabeza alta... y yo, en este estado catatónico en el que me encuentro, la miro con la boca abierta, sorprendida de la fortaleza y la energía que desprende, deseando tener aunque fuera una milésima parte de su capacidad y hacer lo que me dice... lo intento... pero me tiemblan las rodillas.

Dicen siempre que los débiles nunca sufren porque la ayuda está siempre dispuesta a saltar sobre ellos sin que tengan que llamarla, sin embargo está estipulado que los fuertes, o los que vanidosamente nos creemos o mostramos fuertes, no la necesitan, de ahí que nadie se plantee ofrecerla...

Yo voy a dejar atrás los orgullos, las falsas creencias, lo que es habitual, lo que debería ser políticamente correcto y desde aquí voy a gritar...

Que alguien me ayude, por favor!!!!

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